BRussells Tribunal
* Autoridad estadounidense de la
ocupación: culpable. Ellos crearon, entrenaron y armaron a la policía nacional y
mantenían control sobre el Ministerio del Interior, responsable de las tácticas
de los escuadrones de la muerte.
* Gobierno de Nuri al-Maliki: culpable. Actuaron como títeres locales de
EEUU. Aplicaron las estrategias de contrainsurgencia de EEUU, protegieron a los
secuestradores e impidieron la investigación.
* Órganos de Derechos Humanos de la ONU: culpables por negligencia. Se
negaron a nombrar un relator especial de derechos humanos para Iraq. Se negaron
a investigar este crimen de lesa humanidad.
El 22 de octubre de 2012, Shafaq, una agencia de noticias iraquí, informa:
“[...] Una fuente oficial desveló el lunes que una fosa común fue encontrada en
la zona de Sada, a las afueras de Ciudad Sadr, con los cuerpos de los
funcionarios del Departamento de Misiones del Ministerio de Educación Superior e
Investigación Científica desaparecidos en 2006″.
“[...] Una fuerza de seguridad encontró 16 cuerpos enterrados en una fosa
común en Ciudad Sadr de Bagdad pertenecientes, según ha confesado uno de los
detenidos, a los funcionarios del Departamento de Misiones del Ministerio de
Educación Superior. Los informes de inteligencia disponibles certifican que los
cuerpos corresponden a los funcionarios de dicho departamento secuestrados en
2006 y enterrados en una fosa común. Las autoridades competentes están llevando
a cabo pruebas de ADN para confirmar la identidad de los cuerpos e informar a
sus familiares”.
Resumen de los acontecimientos
El martes 14 de noviembre de 2006, sicarios paramilitares vestidos en
uniformes de la policía nacional iraquí asaltaron un edificio del Ministerio de
Educación situado en el barrio de Karrada en Bagdad y arrestaron a 100 empleados
de dos departamentos y al rededor de 50 visitantes, de acuerdo con la lista
elaborada por el Ministerio de Educación.
El ataque tuvo lugar a plena luz del día a un kilómetro de la Zona Verde en
una zona que contiene centros de alta seguridad, entre ellos el departamento
encargado de expedir pasaportes. Según un corresponsal de la BBC la zona de Karrada, que ocupa un istmo
en el río Tigris, está “[...] bien protegida con una fuerte presencia de tropas
iraquíes y varios puestos de control”. La fuerza paramilitar, entre 50 y 100
hombres aproximadamente, llegaron en una flota de unas 20-30 camionetas de
camuflaje del tipo empleado por el Ministerio del Interior y establecieron
rápidamente un cordón en la zona. Declararon que eran de una unidad de lucha
contra la corrupción y que estaban llevando a cabo unas detenciones previstas
antes de la visita del embajador de EEUU. Realizaron los arrestos de acuerdo a
unas listas y tras confirmar las tarjetas de identidad de los presentes,
esposaron a los detenidos, les vendaron los ojos y después les introdujeron en
la parte trasera de las camionetas y en dos vehículos más grandes.
Posteriormente salieron con sus vehículos y lograron abrirse paso a través de
un tráfico denso sin oposición alguna, a pesar de la supuesta presencia de un
vehículo policial. Según algunos testigos, los paramilitares se dirigían a
Ciudad Sadr.
El gobierno iraquí se apresuró a declarar que el número de detenidos fue
mucho menor (18 guardias, 16 funcionarios y 5 visitantes) y al día siguiente
afirmó que todos los detenidos habían sido puestos en libertad después de una
serie de redadas policiales muy duras. Varios policías de alto nivel, entre
ellos el jefe de la policía del distrito, el comandante de una brigada
paramilitar de la policía nacional y otros tres oficiales, fueron detenidos para
ser interrogados sobre su posible complicidad. Según un informe, un portavoz del
Ministerio del Interior exigió que el directivo del comando policial “[...]
asuma su responsabilidad”.
El primer ministro al-Maliki declaró que no se trataba de un caso de
terrorismo sino de un conflicto entre milicias, mientras que el ministro de
educación insistió en que tantos sunníes como shiíes se encontraban entre los
detenidos ilegalmente. Comandantes estadounidenses dijeron que apoyarían todos
los esfuerzos para liberar a los detenidos.
El Ministerio de Educación declaró al jueves siguiente que en torno a 70 de
los 150 detenidos habían sido puestos en libertad y afirmó que algunos de ellos
habían sido torturados (fracturas en manos y piernas), además de que han habido
alegaciones de que otros habían sido asesinados.
El viernes 17 de noviembre, Mowaffak Rubiae, asesor de seguridad nacional,
dijo que todos los detenidos habían sido puestos en libertad, sin embargo, un
portavoz del Ministerio del Interior afirmó que todo el personal del Ministerio
de Educación había sido puesto en libertad, aunque algunos de los visitantes
seguían desaparecidos.
Uno de los detenidos, cuyo nombre no quiso revelar, afirmó que le habían roto
el brazo durante la detención. También describió como tres guardias de seguridad
habían sido asfixiados hasta la muerte y los gritos de agonía que escuchó de
unos destacados académicos puestos aparte. Según el testigo los gritos cesaron
repentinamente.
El testigo también dijo que no le habían liberado como resultado de una serie
de redadas policiales tal como aseguró el gobierno iraquí. Sus captores le
habían arrastrado a él, junto a los demás, del edificio donde les tenían
retenidos, les subieron a las furgonetas de nuevo y les arrojaron en distintos
lugares de Bagdad. Su relato fue corroborado por informes anteriores que indican
que los captores habían vendado los ojos de los detenidos y les habían dejado en
varias partes de Bagdad.
Cinco detenidos más fueron puestos en libertad el viernes. Habían sido
torturados.
El sábado 18 de noviembre, el Ministerio de Educación siguió insistiendo que
66 personas más continuaban en paradero desconocido. El portavoz del Ministerio
del Interior dijo que todos los detenidos habían sido puestos en libertad y el
caso fue cerrado. Fuerzas conjuntas de EEUU e Iraq realizaron una redada en una
mezquita de Ciudad Sadr el sábado siguiente. No se encontró a ninguno de los
detenidos.
El domingo 19 de noviembre, otros cuatro detenidos fueron puestos en
libertad, los cuales informaron haber visto a un funcionario del ministerio
llamado Hamid al-Jouani asesinado.
El lunes 20 de noviembre, una fuerza conjunta de EEUU e Iraq realizaron otra
redada en Ciudad Sadr. No se encontró a ninguno de los detenidos.
El Tribunal de Bruselas emitió un comunicado el 22 de noviembre de 2006: “Llamamiento a tomar
acciones necesarias sobre la detención de los funcionarios iraquíes del
Ministerio de Educación. El número de asesinatos está aún por determinar,
mientras decenas de personas siguen retenidas ilegalmente”
El Tribunal de Bruselas exige respuestas claras tanto de las fuerzas de
ocupación como de las autoridades iraquíes y formula a continuación una serie de
preguntas pertinentes:
Preguntas sin respuesta
En virtud de la descripción anterior de los acontecimientos extraídos de los
principales medios de comunicación (ver referencias al final) y haciendo uso de
las declaraciones del gobierno y de los testigos presenciales, es evidente que
el ataque contra el Ministerio del Interior se llevó a cabo en una operación
militar compleja que requerir recursos específicos de inteligencia, cuidadosa
preparación y un amplio entrenamiento. De hecho, cada aspecto de este ataque se
ajusta a lo que cabe esperar de una operación conducida por los nuevos comandos
paramilitares de la policía nacional con apoyo especializado en
contrainsurgencia; armados y entrenados por EEUU, específicamente preparados
para llevar a cabo operaciones de acordonamiento y búsqueda de este tipo.
Es imposible creer que ninguna fuerza, excepto las autorizadas oficialmente,
puedan realizar este arriesgado asalto a plena luz del día en una de las zonas
más seguras de Bagdad. Es igualmente imposible creer que ninguna fuerza, excepto
las del Ministerio de Interior, pueda haber reunido una flota de camionetas de
camuflaje. La identificación de los paramilitares responsables de esta atrocidad
como comandos del Ministerio de Interior está totalmente confirmada por el
testimonio de testigos presenciales, el cual específica que al menos algunos de
los asaltantes vestían uniformes azules de camuflaje de un tipo muy
recientemente introducido en los comandos de la policía nacional,
específicamente destinados a prevenir que cualquier otro partido pueda hacerse
pasar por comandos de la policía nacional. Los uniformes diseñados con
tecnología digital se suministran por EEUU. Un portavoz del ejército de EEUU
estaba tan convencido de que los uniformes no se pueden replicar, que afirmó que
no era posible que los asaltantes hubieran podido vestir tales uniformes. Por
supuesto, él no estuvo en la escena. Las declaraciones de los testigos
presenciales contradicen sus palabras.
El hecho de que el ataque fuera realizado por las fuerzas del Ministerio del
Interior ha sido, además, confirmado por Ali al-Dabbagh, portavoz del gobierno
iraquí, quien aseguró que la detención masiva fue obra de milicianos infiltrados
en el Ministerio del Interior.
Dado que el ataque fue llevado a cabo, casi seguro, por comandos de la
policía nacional, es de imperativa necesidad que se den respuestas públicas e
inmediatas a las siguientes preguntas:
- ¿Qué fuerza de la policía nacional o del Ministerio del Interior llevó a
cabo la redada?
- ¿Qué autoridad dio luz verde a la incursión?
- ¿De quién consiguieron las fuerzas del Ministerio de Interior las listas de
los nombres utilizadas para seleccionar a los arrestados?
- ¿Dónde estaban los asesores internacionales (Equipos Especiales de Policía
de la Transición) quienes integran cada batallón de los comandos de la policía
nacional y con los que trabajan diariamente?
- ¿Dónde llevaron los comandos policiales a los detenidos?
- ¿Por qué no se desplegaron inmediatamente medios aéreos de vigilancia para
seguir la flota de camionetas a través del denso tráfico de Bagdad? ¿Cuántos de
estos medios aéreos estaban operando en la Zona Verde y otras partes de Bagdad
en ese momento?
- ¿Quién opera en el centro donde se retuvo a los detenidos?
- Si los detenidos fueron puestos en libertad como resultado de las redadas
policiales, ¿por qué no hubo arrestos a gran escala y por qué el único detenido
cuya declaración consta en el expediente asegura que no se produjo tal incursión
de la policía?
- ¿Cuáles son los nombres de los agentes de policía detenidos para su
interrogación?
- ¿Han sido acusados? y en caso afirmativo, ¿de qué se les acusa?
- ¿Por qué el Ministerio del Interior insiste en que el caso ya está cerrado,
cuando el ministro de educación ha proporcionado una lista con los nombres de
más detenidos, y la posterior liberación de otros detenidos demuestra que está
equivocado?
- ¿Por qué el Ministro del Interior insiste en que ninguno de los detenidos
murió cuando testigos afirmaron haber ver visto personas brutalmente asesinadas
delante de ellos?
- ¿Cómo es que los paramilitares/milicia escuadrones de la muerte pueden
operar desde el Ministerio del Interior haciendo pleno uso de los equipos de
gobierno suministrados por EEUU, sin conocimiento del equipo internacional de
entrenamiento y de los asesores del Ministerio del Interior?
Está absolutamente claro que, ni en este caso ni en cualquiera de los
múltiples otros casos igualmente terribles en el que está mostrada la
participación del Ministerio del Interior en asesinatos extrajudiciales, se
puede confiar en que el gobierno iraquí lleve a cabo cualquier tipo de
investigación. En el caso del centro de tortura de Jadiriya descubierto en
noviembre de 2005, el gobierno aún tiene que hacer públicas todas las
conclusiones que se prometieron. También debe tenerse en cuenta que en ese
momento los funcionarios de EEUU se comprometieron a redoblar sus esfuerzos en
supervisar las instalaciones de detención y las unidades de comandos policiales
de Iraq, indicando que se duplicaría el número de instructores. Desde esa
promesa, las ejecuciones extrajudiciales a manos de las fuerzas del Ministerio
del Interior, en su mayoría dentro de los centros de detención, parecen haber
aumentado de forma exponencial.
Del mismo modo, está claro que las autoridades de EEUU en Iraq no tienen
interés en llevar a cabo ninguna investigación o en retener a los asesinos.
Por lo tanto, es imperativo que los equipos de investigadores internacionales
asuman la tarea con la plena cooperación de las fuerzas británicas y
estadounidenses. Manfred Novak, relator de la ONU para la tortura, ha
manifestado su voluntad de emprender la misión. Tal misión debe estar
inmediatamente respaldada por todos lo que honestamente afirmar tratar de poner
fin a la violencia genocida en Iraq, y los que no apoyen dicha misión deben ser
considerados cómplices de los crímenes de lesa humanidad.
No pasó nada. Ahora están muertos
Como de costumbre, nada se ha hecho, ni por las autoridades de la ocupación,
ni por los organismos oficiales de Derechos Humanos de la ONU ni, desde luego,
por las autoridades iraquíes.
El 27 de abril de 2011, un funcionario del gobierno iraquí dijo que éste
había establecido un comité para rastrear a miles de iraquíes desaparecidos
desde la invasión encabezada por EEUU en 2003. El comité gubernamental está
formando por representantes de los Ministerios de Defensa (partido islámico de
Da’wa), del Interior (partido Da’wa), de Seguridad Nacional (partido Da’wa), de
Salud (bloque de al-Sadr), de Justicia (partido islámico de la Virtud) y de los
Derechos Humanos (partido Da’wa), además de los servicios de inteligencia y de
las fuerzas antiterroristas.
Muchos de estos ministerios han estado involucrados o están liderando las
mismas milicias sospechosas de llevar a cabo la mayor parte de los crímenes,
asesinatos extrajudiciales, incitación a la violencia sectaria, torturas y
desapariciones forzosas junto a las fuerzas de ocupación. Por lo tanto, ¿cómo se
puede esperar que este comité investigue los crímenes de los que ellos mismos
son responsables?
Consejo de Derechos Humanos: es hora de ACTUAR
De modo que finalmente conocemos una parte de la terrible verdad. ¿Va a
reaccionar, por fin, el Consejo de Derechos Humanos y va a empezar a investigar
los miles y miles de crímenes de guerra cometidos por las fuerzas de ocupación
anglo-estadounidense y sus marionetas en Iraq? ¿Va a cumplir la Corte Penal
Internacional con el propósito para el que fue creada: perseguir a los
criminales de guerra? ¿Van a investigar el genocidio de EEUU en Iraq? ¿Por
favor? ¿Después de más de un millón de muertos y millones de refugiados?
En 2013 se celebrará la conmemoración de los 10 años de ocupación de EEUU.
Sería justo si éste y otros casos claros de crímenes contra la humanidad
estuvieran en la agenda de los organismos internacionales de derechos humanos.
Sería simplemente justo si toda la verdad de esta sucia guerra contrainsurgente
fuera revelada.
2013: año de exigir responsabilidad y restaurar justicia para Iraq. ¡HAGAN
ALGO!
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