Fukushima ya supera a Three Mile Island (1979) en el ranking de desastres nucleares y el Gobierno japonés empieza a animar a decenas de miles de residentes de la región a marcharse. Ya no sólo de la zona de evacuación oficial de 20 km, sino de pueblos alejados hasta 30 km de la planta.
Según pudo comprobar La Vanguardia ayer durante una visita a un centro de evacuación en el polideportivo Budokan de Tokio, miles de habitantes de municipios situados a 30 o 40 km de la planta –como Futaba, Iwaki y Minam Soma– ya han votado con los pies y se han desplazado a la capital. Esto pese a que la política oficial del Gobierno sigue siendo que no hay riesgo siempre que la gente de estos pueblos pase la mayor parte del tiempo en casa.
Los refugiados en Budokan –centro especializado en artes marciales– llegaron en convoy desde Iwaki ayer por la tarde. Familias con dos o tres niños con cara de cansancio utilizaban las moquetas de judo y kung-fu como colchones. “Es una situación muy difícil para ellos y gente del barrio ha traído alimentos, ropa, libros”, decía Ono Makoto, funcionario metropolitano responsable de gestionar la reconversión relámpago del polideportivo en un campo de refugiados con aforo para 900 personas. “Hace dos días yo estaba trabajando de inspector tributario”, explicó.
A la espera de más gente, las autoridades van preparando estadios, centros de convenciones como el Tokio Big Sight y hasta un hotel de lujo, el Grand Palace en Akasaka, que abrirá sus puertas a los refugiados a partir del 1 de abril.
Es otra prueba de la impresionante capacidad de organización logística japonesa. Pero también del preocupante grado de improvisación que caracteriza la respuesta gubernamental a esta crisis. Niveles de radiactividad muy por encima de lo que se esperaba en los alrededores inmediatos de la planta han forzado un cambio. Ayer se supo que el agua que había provocado quemaduras radiactivas a dos trabajadores era 10.000 veces más radiactiva que el agua de un reactor bajo circunstancias normales. Es más, el consejo gubernamental de permanecer en casa no tuvo en cuenta el miedo de los trabajadores de las empresas de distribución. Se han negado a entrar en pueblos próximos a la central, que han quedado desabastecidos.
Los gerentes de los centros de refugiados en Tokio insisten en que son todos alojamientos provisionales. “Nosotros cerramos a mediados de abril, pero, en todo caso, todos quieren regresar a sus hogares cuando todo haya terminado”, dijo Ono. Puede ser una espera muy larga. La contaminación de la tierra en la región, con niveles del isótopo cancerígeno cesio 137, que tiene una vida media de 30 años, es comparable con Chernóbil, según Tetsuji Imanaka, del Instituto de Investigación de reactores en Osaka.
Según datos publicados por el diario japonés Asahi Shimbun, ya se han vertido más sustancias radiactivas en esta crisis que en la de Three Miles Island, cuando se produjo una explosión en una central nuclear en Pensilvania. Esto quiere decir que el accidente de Fukushima ya es de gravedad 6 en el ranking internacional de eventos radiológicos (INES, según sus siglas en inglés). Se asigna un 5 a Three Mile Island y un 7 a Chernóbil.
Shunichi Tanaka, ex presidente de la Comisión de la Energía Atómica, instó al Gobierno, en una entrevista ayer al diario The Japan Times, a publicar datos completos sobre la radiactividad. “El Gobierno aún no ha dicho en términos concretos por qué la evacuación es necesaria”.
La UE promete transparencia
Los líderes europeos se comprometieron ayer en Bruselas a aplicar los estándares más altos de seguridad y transparencia en las próximas pruebas de seguridad de sus centrales nucleares. Pretenden comprobar su estado pero también recuperar la confianza pública. No descartan cierres, pero confían más bien en poder subsanar las carencias que se detecten.
Fuente: http://www.lavanguardia.es/internacional/20110326/54131862498/japon-amplia-la-evacuacion-mas-alla-de-los-20km-de-la-central.html
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