Puede que sea demasiado pronto para extraer paralelismos entre las protestas del movimiento Occupy Wall Street del parque Zuccotti (Plaza de la Libertad ) y los antecedentes de la Plaza de Tahrir y Madison. Pero los movimientos sugieren una trayectoria general de organizaciones de base popular: la chispa de la protesta la hacen saltar jóvenes activistas, y es seguida por el apoyo de organizaciones sindicales, atrayendo a los retrasados y poniéndose después al frente.
El Village Voice informaba el miércoles de que la históricamente militante Unión de Trabajadores del Transporte (TWA, en sus siglas en inglés), había votado apoyar y proveer de alimentos y servicios al movimiento Occupy Wall Street. En un vídeo grabado durante una protesta, la afiliada número 100 de la TWA local, Christine Williams, declaraba que la gente “por fin había despertado. Y nosotros estamos aquí, nos quedaremos aquí y no nos iremos a otra parte”.
El portavoz TWA Jim Gannon declaró al Village Voice: “Se ha aprobado una moción de apoyo a los objetivos de la protesta”. No sé por qué hemos tardado tanto en hacerlo.” Más vale tarde que nunca. El sindicato dice que ahora prepara una movilización de masas para marchar al parque Zuccotti la tarde del 5 de octubre.
Profesores de la City University de Nueva York, afiliados al sindicato Profesional Staff Congress (del cual es miembro también la que esto escribe) están organizando otras acciones de solidaridad sindicalista. Este grupo está organizando una manifestación contra los abusos policiales durante la tarde del viernes. (Entre otros conocidos académicos izquierdistas se encuentran Frances Fox Piven, Christian Parenti y Stanley Aronowitz).
Según el New York Business, sindicatos locales están colaborando con numerosos movimientos sociales, como los sin techo y otros que están en contacto diario con la clase obrera y los pobres de la ciudad.
La asociación de porteros de la ciudad, la de los guardas de seguridad y la de los trabajadores de mantenimiento, hacen causa común con la ocupación igualmente.
La convergencia entre la ocupación de Wall Street y el activismo obrero puede incrementarse en los próximos días hasta llegar a un enfrentamiento entre el Gobernador de Nueva York y los trabajadores del sector público. La Federación de Empleados Públicos (de ámbito nacional) acababa de rechazar en apretada votación un contrato de cinco años, que hubiera suspendido despidos a expensas de una subida del seguro médico y de la congelación de salarios. El presidente de la Federación dijo que “los sacrificios eran enormes y los trabajadores dijeron que ya no tragaban más”.
Al ir surgiendo nuevas campañas solidarias en distintas áreas bajo la bandera “Occupy Toghether” (ocupar juntos), las acciones llevadas a cabo en Wall Street podrían servir de banco de pruebas para las tácticas de futuras protestas, preparando el terreno con manifestaciones más pequeñas, como la reciente acampada en el Ayuntamiento contra el recorte de salarios y la protesta de Wall Street en Mayo que atrajo el apoyo del sindicato 1100 SEIU y el de la Federación de Docentes.
Tal como declara Akito Yoshikane, la primera sangre que ha dado vida a la protesta ha sido la de los jóvenes y la de los desesperados. Pero la ocupación representa también el imparable resentimiento de todos los sectores de la sociedad, alcanzándonos expresamente al 99% de todos nosotros, que estamos siendo machacados por los magnates empresariales, y para más escarnio, por nuestros propios representantes elegidos.
Mientras, la cólera proactiva ha ido creciendo en el movimiento obrero, lejos de Wall Street, aunque los trabajadores no han llegado a ser aún la parte predominante en todas estas luchas.
Tanto si la fuerza obrera organizada alcanza finalmente a la juventud activista, como si los jóvenes encienden la llama de un viejo legado de la resistencia obrera, el fértil cruce entre ambos movimientos está en camino. No pidamos a esta alianza diversa fijar una agenda. El movimiento está estructuralmente organizado, todavía sin una “lista formal de demandas”, y eso es parte del juego. No todo el mundo vino a Wall Street sabiendo exactamente lo que quería, pero todo el mundo que está ahora allí sabe que ya ha conseguido bastante y que no están solos.
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