Informes emitidos por la organización no gubernamental Southern Poverty Law Center (SPLC) señalan que durante la administración Obama han aumentado los grupos neo-nazis, los nacionalistas blancos, neoconfederados, skinheads –muchos de tendencia nacional socialista -, el Ku Klux Klan, los separatistas negros, las organizaciones contra gays e inmigrantes. ¿Por qué extrañarnos? Obedece a un proceso lógico que se gesta al interior de esa sociedad, acentuado por la actual anarquía y el empuje desde el anterior mandato de las fuerzas neoconservadoras. Un fenómeno similar tuvo su clímax a inicios de los años noventa del pasado siglo en el tránsito del binomio Reagan – Bush (padre) a William Clinton.
El actual escenario es propicio para la proliferación de tendencias fundamentalistas, cuyos discursos se construyen desde la fuerza simbólica que confieren a términos como tiranía, negros, musulmanes, o comunistas. Las embestidas ultraderechistas se suceden, apoyadas en la actual crisis económica de ese país, la cual intentan presentar como resultado de la incompetencia del partido demócrata y de Obama – su pertenencia a la raza negra la aducen como hándicap para el desarrollo de su gestión. La irrupción en el escenario político del Tea Party – 2009 – como uno de los principales actores de la política estadounidense es una de las respuestas neoconservadoras.
Aunque el Tea Party no ha presentado un programa político, los puntos de su agenda expresan una tendencia neoliberal. Sus ataques a la figura de Obama son constantes, no excluyendo temas sensibles como el racismo y las posiciones antiinmigrantes, como cuando aseguran: “Obama no soy tu cajero automático para que financies a los inmigrantes”. En una multitudinaria manifestación realizada el 28 de agosto del 2010 – coincidió exprofeso con el aniversario 47 del discurso de Martin Luther King “I have a dream” - uno de los principales oradores, Glen Beck, de la cadena Fox News, señaló: “Durante mucho tiempo este país ha estado en las tinieblas. Nos hemos perdido en la oscuridad. Pero hoy celebramos algo más que el ser humano. Hoy América vuelve a Dios”. El empuje del ala liderada por la ex gobernadora de Alaska, Sarah Palin, ha alcanzado tal fuerza, que candidatos republicanos a las presidenciales del 2012 como Mike Romney –– ex gobernador de Massachusetts – y Nick Perry – gobernador de Texas– manifiestan su simpatía hacia esta tendencia.
Las fuerzas neoconservadoras tomaron el poder durante el gobierno de George W. Bush, asumiendo posiciones radicales y discriminatorias hacia los grupos minoritarios estadounidenses. Durante casi una década, los neoconservadores transitaron de “su fase elitista intelectual al estadio de doctrina de masas”, y ya en el 2004 era evidente su tendencia fascista. El neocorporativismo imperó –aún lo hace- en las estructuras de poder estadounidenses y es interesante como los neocon otorgaron legitimidad a un proceso de destrucción – salvación de la humanidad sobre bases religiosas. Aunque para muchos las elecciones del 2008 pusieron fin a este período, los principales grupos de poder estaban permeados por los integrantes del movimiento neocon, quienes sustentan el dominio estadounidense en la teoría de las élites y cuya estrategia se articula sobre la base de la guerra permanente, la religión y el sionismo muscular*.
Si analizamos algunos de los principales sucesos que han conmocionado a esa nación en los últimos años, se evidencia la impronta neoconservadora:
- La masacre de Oklahoma en 1995 –costó la vida a 168 personas – fue cometida por un psicópata devoto a Hitler.
- La matanza de Tucson, ejecutada por Jared Lee Loughner, es asociada a la campaña del Tea Party. Ocurre en el estado de Arizona, donde la gobernadora republicana Jan Brewer fue abanderada de las leyes antiinmigrantes. La congresista Gabrielle Giffords, junto al juez federal John M. Roll y otras 18 personas, entre ellos un menor de 9 años, fueron heridos de gravedad el 8 de enero, por un extremista de derecha.
- La muerte de tres policías en un tiroteo en Pittsburgh, Pensilvania, el 4 de abril de 2009. El pistolero alegó que su reacción estuvo influenciada por su ideología racista y su creencia en las teorías conspirativas antigubernamentales relativas a la confiscación de armas, campos de detención para ciudadanos y un gobierno mundial controlado por los judíos.
Entre las organizaciones extremistas que más fuerza toman en Estados Unidos están los grupos “Patriotas”. Aunque en un inicio no se mezclaron con el Tea Party, en la actualidad figuras como Michelle Bachman –representante republicana por Minnessotta – y Glenk Beck los apoyan abiertamente.
Un estudio publicado por el Instituto Alemán para el Desarrollo Económico, extrapolable al actual escenario de los Estados Unidos, compromete al desempleo y a la acentuación de la pobreza – generadoras de frustraciones en los niveles individual y social -, con el auge de actitudes xenófobas y antidemocráticas, sobre todo en jóvenes pertenecientes a las familias más impactadas por estos azotes.
La crisis del modelo de dominación estadounidense sacude los cimientos de esa sociedad, donde la articulación de organizaciones extremistas puede servir como antídoto para enfrentar las “minorías sociales”. El extremismo deviene brazo armado del movimiento neocon, que como asegura Carolin Baker en su ensayo Clearing House “…no se oculta para proclamar que no tendrá escrúpulos para hacer lo necesario con tal de retener el poder, lo cual incluye fraudes electorales, asesinatos, la quema de libros, y más que nada, el uso de los medios como si fueran sus máquinas propagandísticas”.
Fuente: http://lapupilainsomne.wordpress.com/2011/10/04/ee-uu-la-mano-visible-del-extremismo%E2%80%A6/
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