Cuando EEUU y los europeos necesitaron una forma de sumarse al lado “correcto” del Despertar Árabe – y de ese modo aplastarlo – decidieron re-demonizar al líder libio Moamar Gadafi como el mal del cual los euro-estadounidenses rescatarían a África del Norte. “Gadafi era perfecto, existía desde hacía mucho tiempo como un personaje de tebeo para consumo occidental.” Matar al hijo de Gadafi y a tres de sus nietos no fue ningún crimen, puesto que “a los ojos de EEUU no son más que versiones satánicas de los personajes de dibujos animados Jaimito, Juanito y Jorgito, sobrinos del Pato Donald.”
“Estos modernos cruzados necesitan un derramamiento de sangre ritual antes de expropiar las tierras y los bienes de sus víctimas.”
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La matanza ritual de Moamar Gadafi y su familia avanza a trompicones como una especie de ritual de culto blanco salvaje. ¡Muerte al demonio y su semilla! Gritan los sacerdotes, banshees(1) y oráculos de sonrisa de hielo de los medios corporativos de EEUU. La misión manifiesta estadounidense (u “occidental”) debe ser santificada con la sangre de los personajes de tebeo. Como las hordas enloquecidas de Cristo que salieron en tropel de la oscuridad del lejano oeste de Europa para aniquilar ciudades enteras de extraños – incluyendo decenas de miles de compañeros cristianos que no hablaban, comían o olían como los franceses e ingleses – estos modernos cruzados necesitan un derramamiento de sangre ritual antes de expropiar las tierras y los bienes de sus víctimas.
Cuando el mundo árabe despertó a primeros de año, los muy bien pagados presentadores e insulsos creadores de ocurrencias de la CNN, y las compañías competidoras de creación de la realidad, fueron pillados en un estado lastimoso de falta de misión. En ausencia de instrucciones por parte de los fabricantes de escenarios oficiales en la Casa Blanca y el Departamento de Estado, no podía haber ningún guión coherente, ningún tema simple para las ocurrencias. Pero las directrices no llegarían de la administración Obama hasta que no se pudiera encontrar un modo de poner a EEUU en el lado “correcto” del Despertar Árabe.
¿Dónde estaba el consumado árabe malvado?
En los primeros días de la rebelión egipcia, la CNN y los medios de su clase estaban en gran medida abandonados a su suerte y visiblemente confundidos – reflejando la confusión y desesperación de Washington. Después, cuando la Casa Blanca, no teniendo otra opción, fingió simpatizar con los jóvenes manifestantes en Tahrir Square, los medios corporativos comenzaron su historia de amor con el “nuevo” árabe. Pero, ¿dónde estaba el consumado árabe malvado, luchando contra el cual los medios corporativos pudieran cumplir su papel de cronistas de la gloriosa saga civilizadora de EEUU en el mundo? ¿Quién es la caricatura, para ser ritualmente atormentada y asesinada?
Moamar Gadafi se convirtió en material con el que forjar la respuesta militar euro-estadounidense al Despertar Árabe. Instantáneamente, la CNN recuperó su misión. Gadafi era perfecto, existía desde hacía mucho tiempo como un personaje de tebeo para consumo occidental. Con la gradual complacencia con Occidente de Gadafi, a primeros de este siglo, Sadam Husein de Irak se convirtió en el Gran Satán de Historieta, apareciendo incluso como el Demonio en los dibujos animados South Park del canal Comedy Central. Gadafi, la caricatura clásica, de forma inevitable se fundió con Sadam (todos los hombres fuertes árabes se parecen).
Un general al servicio de la CNN repetidamente nombró al hace largo tiempo fallecido Sadam como el demonio que tenía que ser destruido por el justificado fuego estadounidense. Más de una vez el general se disculpó ante la audiencia, pero no era necesario que lo hiciera puesto que, para la mayoría de la audiencia de la CNN, Gadafi no tiene más derecho a su propia vida, historia y muerte que tenía Sadam Husein. Son ambos pequeñas muñecas vudú a las que clavarle alfileres y quemarlas y destrozarlas, junto con sus niños.
“La pregonada “compasión” estadounidense no se extiende a los nietos de árabes malvados caricaturescos.”
Los estadounidenses, que consumen mentiras empaquetadas como si fueran perritos calientes, y después reverencian estos artículos de consumo como cultura sagrada (tan “estadounidenses” como los perritos calientes), han estado preparados para matar a los hijos de Gadafi desde que los hijos de Sadam, Uday y Qusay, fueron abatidos en 2003. A los ojos estadounidenses no se diferencian en nada, estos hijos de hombres fuertes árabes, las versiones satánicas de los personajes de dibujos animados Jaimito, Juanito y Jorgito, sobrinos del Pato Donald. En el caso de Gadafi, dos de sus hijos se llamaban Saif. Si Gadafi no hizo una distinción suficiente entre ellos, ¿por qué deberían hacerlo los bombarderos de la OTAN? Resultó que el Saif que murió junto con tres de los nietos de Gadafi, Saif al-Arab, el más joven de los hermanos, era también el menos político. Los nietos, de edades comprendidas entre 6 meses y dos años, eran, por supuesto, totalmente apolíticos y, supuestamente, bastante ricos. Pero la pregonada “compasión” estadounidense no se extiende a los nietos de árabes malvados caricaturescos. La CNN y otros medios corporativos de EEUU, todos los cuales tienen enviados en Trípoli, decidieron citar a líderes rebeldes en Bengasi que mostraron dudas sobre si los niños de los hijos de Gadafi, Mohamed y Hanibal, y de la hija Aisha, estaban realmente muertos. Los rebeldes avisaron de que era seguramente un truco, y los medios corporativos estadounidenses trataron la vil calumnia como si la información sobre los asesinatos fuera simplemente parte de la competición de bulos.
La pareja asesina en la Casa Blanca no ofreció ninguna condolencia o disculpa, supuestamente asumiendo que Gadafi había invitado a su familia a su residencia para que actuaran como escudos humanos, y por lo tanto era responsable de las muertes.
A la mayoría de los estadounidenses no se les ocurriría pensar que Gadafi y su familia tenían derecho a sentirse seguros según las leyes internacionales y las leyes estadounidenses, las cuales prohíben los asesinatos de los jefes de estado, y las resolución 1973 de las Naciones Unidas que no autoriza a la OTAN a cazar al líder libio o matar a los que lo rodean. Pero es solo un dibujo animado, y un dibujo animado no tiene derechos. Ni tampoco los tienen los países de los que vienen, como saben todos los estadounidenses.
Notas:
(1) Espíritu de las leyendas irlandesas que anunciaba con sus gemidos la muerte próxima de un familiar.
Fuente: http://www.blackagendareport.com/content/killing-gaddafis-grandbabies
“Estos modernos cruzados necesitan un derramamiento de sangre ritual antes de expropiar las tierras y los bienes de sus víctimas.”
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La matanza ritual de Moamar Gadafi y su familia avanza a trompicones como una especie de ritual de culto blanco salvaje. ¡Muerte al demonio y su semilla! Gritan los sacerdotes, banshees(1) y oráculos de sonrisa de hielo de los medios corporativos de EEUU. La misión manifiesta estadounidense (u “occidental”) debe ser santificada con la sangre de los personajes de tebeo. Como las hordas enloquecidas de Cristo que salieron en tropel de la oscuridad del lejano oeste de Europa para aniquilar ciudades enteras de extraños – incluyendo decenas de miles de compañeros cristianos que no hablaban, comían o olían como los franceses e ingleses – estos modernos cruzados necesitan un derramamiento de sangre ritual antes de expropiar las tierras y los bienes de sus víctimas.
Cuando el mundo árabe despertó a primeros de año, los muy bien pagados presentadores e insulsos creadores de ocurrencias de la CNN, y las compañías competidoras de creación de la realidad, fueron pillados en un estado lastimoso de falta de misión. En ausencia de instrucciones por parte de los fabricantes de escenarios oficiales en la Casa Blanca y el Departamento de Estado, no podía haber ningún guión coherente, ningún tema simple para las ocurrencias. Pero las directrices no llegarían de la administración Obama hasta que no se pudiera encontrar un modo de poner a EEUU en el lado “correcto” del Despertar Árabe.
¿Dónde estaba el consumado árabe malvado?
En los primeros días de la rebelión egipcia, la CNN y los medios de su clase estaban en gran medida abandonados a su suerte y visiblemente confundidos – reflejando la confusión y desesperación de Washington. Después, cuando la Casa Blanca, no teniendo otra opción, fingió simpatizar con los jóvenes manifestantes en Tahrir Square, los medios corporativos comenzaron su historia de amor con el “nuevo” árabe. Pero, ¿dónde estaba el consumado árabe malvado, luchando contra el cual los medios corporativos pudieran cumplir su papel de cronistas de la gloriosa saga civilizadora de EEUU en el mundo? ¿Quién es la caricatura, para ser ritualmente atormentada y asesinada?
Moamar Gadafi se convirtió en material con el que forjar la respuesta militar euro-estadounidense al Despertar Árabe. Instantáneamente, la CNN recuperó su misión. Gadafi era perfecto, existía desde hacía mucho tiempo como un personaje de tebeo para consumo occidental. Con la gradual complacencia con Occidente de Gadafi, a primeros de este siglo, Sadam Husein de Irak se convirtió en el Gran Satán de Historieta, apareciendo incluso como el Demonio en los dibujos animados South Park del canal Comedy Central. Gadafi, la caricatura clásica, de forma inevitable se fundió con Sadam (todos los hombres fuertes árabes se parecen).
Un general al servicio de la CNN repetidamente nombró al hace largo tiempo fallecido Sadam como el demonio que tenía que ser destruido por el justificado fuego estadounidense. Más de una vez el general se disculpó ante la audiencia, pero no era necesario que lo hiciera puesto que, para la mayoría de la audiencia de la CNN, Gadafi no tiene más derecho a su propia vida, historia y muerte que tenía Sadam Husein. Son ambos pequeñas muñecas vudú a las que clavarle alfileres y quemarlas y destrozarlas, junto con sus niños.
“La pregonada “compasión” estadounidense no se extiende a los nietos de árabes malvados caricaturescos.”
Los estadounidenses, que consumen mentiras empaquetadas como si fueran perritos calientes, y después reverencian estos artículos de consumo como cultura sagrada (tan “estadounidenses” como los perritos calientes), han estado preparados para matar a los hijos de Gadafi desde que los hijos de Sadam, Uday y Qusay, fueron abatidos en 2003. A los ojos estadounidenses no se diferencian en nada, estos hijos de hombres fuertes árabes, las versiones satánicas de los personajes de dibujos animados Jaimito, Juanito y Jorgito, sobrinos del Pato Donald. En el caso de Gadafi, dos de sus hijos se llamaban Saif. Si Gadafi no hizo una distinción suficiente entre ellos, ¿por qué deberían hacerlo los bombarderos de la OTAN? Resultó que el Saif que murió junto con tres de los nietos de Gadafi, Saif al-Arab, el más joven de los hermanos, era también el menos político. Los nietos, de edades comprendidas entre 6 meses y dos años, eran, por supuesto, totalmente apolíticos y, supuestamente, bastante ricos. Pero la pregonada “compasión” estadounidense no se extiende a los nietos de árabes malvados caricaturescos. La CNN y otros medios corporativos de EEUU, todos los cuales tienen enviados en Trípoli, decidieron citar a líderes rebeldes en Bengasi que mostraron dudas sobre si los niños de los hijos de Gadafi, Mohamed y Hanibal, y de la hija Aisha, estaban realmente muertos. Los rebeldes avisaron de que era seguramente un truco, y los medios corporativos estadounidenses trataron la vil calumnia como si la información sobre los asesinatos fuera simplemente parte de la competición de bulos.
La pareja asesina en la Casa Blanca no ofreció ninguna condolencia o disculpa, supuestamente asumiendo que Gadafi había invitado a su familia a su residencia para que actuaran como escudos humanos, y por lo tanto era responsable de las muertes.
A la mayoría de los estadounidenses no se les ocurriría pensar que Gadafi y su familia tenían derecho a sentirse seguros según las leyes internacionales y las leyes estadounidenses, las cuales prohíben los asesinatos de los jefes de estado, y las resolución 1973 de las Naciones Unidas que no autoriza a la OTAN a cazar al líder libio o matar a los que lo rodean. Pero es solo un dibujo animado, y un dibujo animado no tiene derechos. Ni tampoco los tienen los países de los que vienen, como saben todos los estadounidenses.
Notas:
(1) Espíritu de las leyendas irlandesas que anunciaba con sus gemidos la muerte próxima de un familiar.
Fuente: http://www.blackagendareport.com/content/killing-gaddafis-grandbabies
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